Está en el centro de una pequeña población, se aprecian a lo lejos unos muros algo destartalados, algunas paredes desconchadas, llama la atención el aspecto decadente del lugar. También su majestuosidad. Llegamos pasadas las 10 de la noche y nos espera el guardés, nos guía hacia el portón y nos muestra nuestra "recamara". En la finca no hay nadie más, estamos solos. Esta es la experiencia de Yaxcopoil.
El dormitorio es enorme, dentro hay un baño moderno y muy limpio. A cada lado sendos jardines que a la luz de la luna no tienen desperdicio. Todo por 60 USD. 20 USD más por persona e incluye cena y desayuno. Elegimos esa opción. (Parece que han actualizado los precios)
Aurora, la mujer del encargado nos trae la cena. Sopa de lima, 3 tipos de tamales, totopos, salsas, agua de horchata y dulce de papaya. Una delicia.
Cuando fuimos estaban arreglando otra estancia de la casona para habilitar otro cuarto. En ese momento sólo había uno, el nuestro. Lo que permitió que realizaramos nuestro personal y solitario viaje al siglo XIX solos rodeados por el sonido de los grillos, alguna salamandra y un gato.
Mario nos platica que trabaja en la hacienda desde los 12 años (ya hace más de 50), cuando eran cientos en el lugar. Apenas trabajan ahora unas 15 personas, ya que la plantación henequera paró en 1984, siendo un golpe casi mortal para el pueblo y la zona.
A la mañana siguiente nos sirven el desayuno y paseamos por toda la finca. Mario nos guía por la casa y nos explica su historia y la de la familia. Nos lleva por los huertos y orgulloso habla de los frutales y el sistema de riego que supuso un avance en su tiempo, aun hoy se puede apreciar la potente infraestructura. Las factorías apenas se mantienen en pie y aun así sus fachadas resultan muy espectaculares.
Hay varias haciendas similares por la zona, muy pocas siguen en funcionamiento desde los ochenta. Alguna más pequeña sigue en activo como atracción turística, según nos comentaron, ésta es una de las más grandes de la zona. Recomendamos darse un paseo por allí para contemplar un ejemplo del fenómeno henequero que dominó toda el área desde finales del XIX.
ACTUALIZACIÓN: También es posible acercarse a la finca sólo de visita, son flexibles en los horarios de apertura y cuesta 50 MXN por persona. Existe la posibilidad de rentar el lugar para celebraciones, quinceañeras, etc... Desde luego es un lugar incomparable para una fiesta. Pulsando sobre las imagenes de la parte superior derecha podéis ver el album completo con imágenes de la finca.
Nuestra nota: 8/10
Lo mejor: Disfrutar de la hacienda en soledad, la comida de doña Aurora.
Lo no tan bueno: La melancolía que desprende el lugar por cada una de sus grietas. Y también de las palabras de Mario.
Recomendamos: Contratar la comida y pasear con Mario, la visita a lo que queda de las salas de máquinas y almacenes merece mucho la pena, las historias que cuenta el guardés, son historias del campo, siempre dificil, pero llenas de anécdotas y de historia.