Calakmul se encuentra en el sur del estado de Campeche, muy cerca de la frontera con Guatelama, y está en lo mas profundo de la impenetrable selva que cubre la región llamada del Petén. Para llegar al sitio hay que seguir avanzando hacia el oeste por la carretera de Chetumal a Escárcega, y girar al sur por una ruta que lleva específicamente al yacimiento, atravesando cerca de 60 km. de selva en la reserva natural de Calakmul.
Poco después de torcer por la desviación, hay un sitio en el que se puede pernoctar. Se trata de un camping, bastante económico, pero sin muchos lujos (mas bién ninguno). Es una buena opción si no se quiere gastar mucho. Y al día siguiente, lo ideal es llegar a las ruinas a la hora de apertura, a las 8 de la mañana. La entrada es sorprendentemente barata, $41.00, teniendo en cuenta la grandiosidad de lo que hay por visitar. Tal vez la razón sea que el yacimiento esta bastante alejado de todo lugar civilizado.
Lo primero que sorprende de Calakmul es la frondosidad de los bosques. La ciudad es enorme, pero está cubierta de la selva mas densa que hemos visto hasta ahora. Entre las ruinas podemos encontrarnos con grupos de monos araña, aves de todo tipo, tal vez un tapir... Los árboles son espectaculares, altísimos, y cubren los edificios en ruinas a lo largo de kilómetros cuadrados.
La ciudad tuvo su momento de gloria sobre los siglos VI y VII de nuestra era, y mantuvo una eterna disputa con otra importante ciudad, Tikal, que finalmente se alzó con la victoria, acabando con la dinastía reinante en Calakmul. De su pasado esplendoroso quedan como testigo las dos enormes pirámides que se alzan entre la selva, Las estructuras 1 y 2. Se hace complicado imaginarse esta ciudad en su momento álgido, pero viendo edificios como esos, uno se da cuenta de su importancia.
A lo largo de los kilómetros de senderos podemos contemplar variados templos, plazas, complejos palaciegos y residenciales, y estelas, muchas estelas originales, cubiertas de bajorrelieves y glifos, que cuentan la historia del lugar.
Para la visita podemos estar como mínimo un par de horas, y vale la pena dejarse llevar por las rutas mas largas (las hay para vagos, para visitantes y para exploradores). Se pueden ver muchas de las innumerables estructuras sin excavar que permanecen intocadas hasta que les llegue el turno.
Después de la visita decidimos darnos un homenaje, y nos fuimos a pasar lo que quedaba del día a un hotelito con cabañas de semi lujo cercano, muy agradable. Aprovechando que el hotel lo ofrecía, nos acercamos a ver, con la puesta de sol, la salida de una colonia de murciélagos de una cueva cercana. Mas de cuatro millones de murciélagos son un espectáculo digno de disfrutarse.
Nuestra nota: 9/10
Lo mejor: La gigantesca pirámide 2, y la incomparable vista que se disfruta desde allí.
Lo no tan bueno: No estaría mal que hubiera mas edificios excavados, y la selva hace complicado sacar buenas fotos.
Recomendamos: Calzarse las botas de caminar y recorrer los senderos mas largos.
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