Desde el poblado de Holpechén, siguiendo la carretera 261, hacia el km 79 se encuentra la desviación a Santa Rosa Xtampak. Hay que seguir un camino de terracería por unos 40 km. El trayecto se hace largo y algo pesado. Llega un momento en el que deja de haber indicaciones por el camino y siempre hay que seguir en linea recta o bien escoger el camino que esté mejor mantenido (a veces las diferencias son sutiles). Nosotros nos metimos por error en algún pueblito y la terracería se nos hizo eterna, pero finalmente llegamos sin complicación al sitio. Justo donde termina el camino...
Siguiendo la política del INAH (política imaginada por nosotros después de unas decenas de sitios visitados, sin contrastar) al tratarse de un sitio poco visitado y de acceso más bien remoto, el precio es de 31MXN. Sorprendente porque para nosotros, Santa Rosa, ha sido una de las grandes sorpresas de nuestras aventuras y uno de los lugares que más merece la pena visitar.
Se trata de una monumental ciudad de estilo Chenes (aunque hay algunos elementos Puuc por aquí y por allá) que parece fue la "capital" de esta zona durante el clásico. A la vista de visitante está que se trata de un lugar importante. Sus más de 30km2 de extensión, la monumentalidad de sus edificios, la arquitectura de sus plazas, etc. Es uno de los pocos lugares de la zona que contó con estelas grabadas con inscripciones...
El área se sigue trabajando hoy en día y además de las estructuras que nos muestran en el mapa principal se pueden visitar una serie de plazas todavía sin rehabilitar muy espectaculares. Por el camino se pueden observar varios chultunes, muy comunes en el área, que servían para almacenar el agua.
Las partes mejor conservadas y por las que la visita merece la pena son el Palacio (con sus tres niveles de construcción), el Cuartel (espectacular plaza con edificaciones a los cuatro costados) y el edificio de la serpiente con una figura de Itzamná.
Los vigilantes del sitio nos contaron que los "antiguos" (mayas) no siempre están contentos con cómo se trabaja el sitio. Hacía unos meses removieron una piedra que tapaba un arroyo natural en una de las escalinatas del Cuartel, según el guía el agua brotaba casi por el borde del agujero, pero los arqueólogos los dejaron destapado y los mayas se enfadaron y lo secaron. Estando en el lugar, completamente hechizados por el ambiente y su preciosa arquitectura, nosotros no dudamos en ningún momento de que se trataba de un hecho perfectamente real.
Nosotros disfrutamos de una visita deliciosa, una vez más nos perdimos por todos los rincones, encontramos zonas sin excavar y a medio excavar, encontramos selva y lo pasamos fenomenal.
Nuestra nota: 9/10
Lo mejor: El Cuartel y El palacio, pero todo merece la pena.
Lo no tan bueno: La carretera para llegar.
Recomendamos: Llegar temprano para que no apriete el sol, perderse por toda la zona, preguntar a los vigilantes son unos tios estupendos (al menos cuando estuvimos allí) ellos mismo te muestran zonas menos conocidas y cuentan anécdotas del trabajo ya que llevan allí aaaños! Aunque sea un rodeo hay que visitar este lugar.